El GPS
- Corazón Adorador
- 26 mar 2021
- 2 Min. de lectura
Actualizado: 14 may
¡Hola! te escribe Isabel Alejandra de Corazón Adorador.
Quiero contarte una historia que no me pasó una vez, ni dos… ¡sino tres veces!
Hace poco más de dos años y medio aprendí a conducir. Deben saber algo: mi sentido de orientación nunca ha sido el mejor. Pero bueno… ¿quién necesita un buen sentido de orientación hoy en día cuando se tiene un GPS a la mano, verdad?
Así que sí, voy y vengo a todos lados siempre y cuando tenga mi GPS encendido.
De la casa de una de mis tías a la mía hay un crucero que, cada vez que paso por ahí, me genera mucha incertidumbre, porque nunca recuerdo cuál de las dos salidas debo tomar. Así que, la primera vez que pasé por ese lugar manejando sola, encendí el GPS, observé la ruta que me indicaba y pensé:"Ya me acordé por dónde es. He pasado por aquí tantas veces con mis papás que no creo que me pierda."Con esa confianza, apagué el GPS y tomé la salida que creía correcta.
Y oh, sorpresa… estaba muy equivocada, porque terminé en las afueras de la ciudad. Estaba completamente perdida.Así que decidí encender nuevamente el GPS y permitir que me guiara.
La segunda vez que pasé por ese crucero, encendí el GPS desde el principio porque no estaba dispuesta a volverme a perder. Miré con atención la ruta que me indicaba y pensé:"Has pasado por aquí tantas veces. No te vas a perder. Además, ya aprendiste tu lección."Una vez más, muy confiada, apagué el GPS y seguí el camino que creía correcto… y sí, una vez más terminé perdida, muy lejos de casa.
Y así me pasó una tercera vez.
¿Por qué te cuento todo esto?
El GPS es una herramienta muy útil, diría incluso que es un salvavidas para personas como yo.Te da indicaciones, te muestra rutas rápidas, te avisa del tráfico más adelante… te guía de tal forma que llegás a tu destino sin importar desde dónde comiences, aunque estés tan perdida como yo lo estuve.
Si lo pensamos por un momento, esto se parece muchísimo a nuestra vida con Jesús.
En la Biblia, en Proverbios 3:5-6, dice:
“Confía en el Señor con todo tu corazón, y no te apoyes en tu propia inteligencia. Reconócelo en todos tus caminos, y Él allanará tus sendas.”
Cuando decidimos guiar nuestras vidas por nuestra propia prudencia, como lo hice yo en aquel crucero, muchas veces terminamos perdiéndonos. Pensamos que sabemos a dónde vamos, pero acabamos lejos del propósito que Dios tenía para nosotros.
Pero cuando confiamos en Jesús, cuando lo dejamos tomar el volante de nuestra vida, Él nos lleva seguros al destino que preparó para nosotros desde la eternidad.
Todo lo que debemos hacer es dejar que Jesús nos guíe. No apagues tu GPS espiritual. No creas que podés solo o sola. Hoy, pedile a Dios que te muestre cuál es el camino que debés seguir.
Él nunca se equivoca.
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